La paciencia es la mejor arma de toda cosmetóloga
Con
mucha paciencia y devoción día a día Alby Salón atiende a más de 20 clientes
diarios.
Por Mercy Portillo
Alba Luz López Sabrían trabajando con dedicación
Foto por Mercy Portillo
Desde
pequeña sentía cierta pasión por mejorar la apariencia de mis muñecas, era una
niña con una colección de muñecas a las que le cortaba el cabello, las peinaba
y las vestía, normalmente las niñas cuando son pequeñas en lugar de cuidar sus
muñecas les quitaban las piernas, las manos y eran muñecas todas despelucadas
yo era diferente “las cuidaba mucho”.
Siempre
me considere una niña sencilla, humilde y paciente, cualidades de gran
importancia para llegar a ser una gran cosmetóloga en la vida, “la paciencia”
es la mejor arma que cualquier persona a la que le interesa dedicarse a la cosmetología
debe de tener en primer lugar.
En
mi niñez como toda niña hice muchas travesuras, pero la que más recuerdo es
cuando estaba jugando con mis primitas, ellas habían ido de visita a la casa
nos pusimos a jugar arranca cebolla me acuerdo que una de mis primas se agarro
de un poste y nosotras halándola entonces caímos encima de la más pequeña y mi
papa me castigo.
Estudie
de primero a noveno grado en el Centro Escolar Sor Enríquez, mi bachillerato lo
saque en el Instituto Católico Carol Woftila, al salir del bachillerato opte
por la opción de estudiar cosmetología en
San Salvador motivo por el cual viví una temporada en la capital
mientras terminaba mi vocación.
Mis
mayores alegrías en mi vida las viví en dos ocasiones, la primera cuando cumplí
15, pues siempre soñé con una fiesta de 15 años y la tuve, mi segunda mayor
felicidad fue el saber que contaba con el apoyo de mis padres para estudiar lo
que a mí más me gustaba en la vida, mi mayor pasión la cosmetología.
Nunca
vi la cosmetología como un pasatiempo, ni
mucho menos como un negocio con el que me podía enriquecer, siempre vi
la cosmetología como algo bonito el sentirme bien con ayudar a sentirse bien a
las otras personas eso era suficiente para mí.
Cuando
estudiaba también trabajaba en una impulsadora con eso ayudaba a mis padres con
los gastos de mis mismos estudios, mi primer sueldo me lo gaste con mi familia,
comprando lo necesario para el hogar, con eso yo era feliz mis pasatiempos eran
arreglarme, mi película favorita es en el bosque y mi amor platónico Chayanne
“fantasías”.
Pero
ya en la realidad cuando inicie mi propio negocio ya eran varias las personas
que me buscaban porque mucho antes había estado al lado de otras cosmetólogas
como en Alta gracia Salón, tuve el apoyo de otras personas para
independizarme así poco a poquito me fui
llenando de clientas.
En
mi negocio apoye a estudiantes de cosmetologías para que fueran avanzando en su
aprendizaje, conmigo estuvieron 3 señoritas, Michell, Griselda y Mauda que fue
la más recientes, ellas tenían la oportunidad de estudiar aprender más y ganar
su dinero porque aquí se les pagaba por su trabajo.
Hace
poco en el año 2014 me enferme estuve ingresada, me operaron ese fue uno de los
momentos más tristes de mi vida, tuve que quitar mi negocio por que no podía
atender más a mis clientas, al recuperarme, varias de mis clientas me
preguntaban por qué ya no trabajaba y que siguiera, entonces por un tiempo
estuve trabajando por llamado, mis clientas me llamaban entonces yo iba hasta
sus casas.
El
otro momento más triste de mi vida fue cuando mi hija decidió irse con su papa
para Estados Unidos, solo tengo una hija, no soy casada, estuve acompañada, mi
compañero de vida decidió emigrar para EE.UU me quede sola con mi hija pero yo
ya me podía valer por mi misma y darle lo necesario.
Al
pasar el tiempo volví a establecer mi negocio. Alby Salón está disponible de
lunes a domingo, la mayoría de mis clientas me llaman por teléfono antes para
reservar tiempo porque a veces se me llena, a mis 43 años tengo un negocio del
cual me siento muy orgullosa.
La
cosmetología es un negocio productivo económicamente, pero algo más que el
dinero es trabajar siempre con humildad, sencillez o de la mano de Dios. Mi
concejo para las señoritas que sienten pasión por la cosmetología es que leechen ganas todo en la vida se puede si uno quiere y que no tengan miedo, que
no hagan caso a los comentarios, hay muchos negocios pero es la personalidad y
el profesionalismo de la cosmetóloga el que cuenta.
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